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Miguel Ángel Morate llegó a Sevilla tras debutar en ACB con el equipo de su tierra, Forum Valladolid, y después de jugar en varios equipos pucelanos y en el Tizona burgalés, donde consiguió cobrar todo el dinero que se le adeudaba in-extremis. Bien conocido por Pesquera, llegaba con la vitola de jugador de equipo, peligroso en el tiro y rápido en el contraataque.

Sin embargo, Morate no tuvo fortuna en su andadura en Sevilla. Su temporada regular fue bastante mediocre acaparando bastantes críticas de la afición. De hecho, Pesquera en su resumen de la regular dictaba sobre él: "Morate tiene un año nefasto, está encogido por las críticas del público por su mal juego". Tan sólo en la jornada 7 llegó a la decena de puntos, y sus minutos en cancha eran reducidos.

Fue en PlayOffs cuando su suerte cambió, especialmente en el último partido ante Syrius, el del ascenso. Y es que ante Lagisa había vuelto a anotar 11 puntos en el tercero y definitivo, a pesar de no hacerse notar en los dos anteriores. Ante Syrius, en el último choque llegó hasta los 24, anotando ese triple a 1:10 del final que ponía la rúbrica al ascenso de categoría.

Tras 31 partidos, Morate sólo promedió 3,6 puntos, dejándose lo mejor para el final. Morate no continuó en la disciplina cajista que debutaría en ACB, pero años depués regresó a la entidad como director deportivo llegando de su mano jugadores como Slanina, Satangelo o Lou Roe al cuadro sevillano.