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Audie Norris llegó a Sevilla formando parte de ese nuevo fondo de inversión que compró las acciones del CBD Sevilla. De hecho, muchos focos y "flashes" apuntaban a su figura en la presentación a la prensa de la operación de compraventa. El ex-jugador americano había sido una leyenda en las canchas españolas y acaparaba numerosa atención por ello.

Inicialmente, el de Jackson sería el encargado de trabajar con los jóvenes y potenciar la formación de los jugadores interiores de la primera plantilla. De hecho, durante el verano, el norteamericano promocionó a través de las redes sociales el completar el curso de entrenador superior de manera satisfactoria.

Sin embargo, el desastre organizativo de inicio de campaña y la setencia de la ACB y la AEEB impidiendo que Scott Roth pudiera entrenar en ACB obligó al club a tomar medidas. Norris pasaría a ejercer como primer entrenador, Javier Carrasco como segundo y Scott Roth como tercero. Esa nueva posición era un mero arreglo para cumplimentar la normativa ya que quien continuaba dirigiendo al equipo en los partidos, aunque no pudiera levantarse, era el propio Roth.

Durante 18 partidos de liga regular Norris apareció en las actas de competición como primer entrenador pero no ejerció nunca como tal, de hecho, con el despido de Roth fue Carrasco quien dirigió al equipo en La Laguna ante Tenerife. La llegada de Casimiro normalizó la situación y devolvió todo a su cauce pasando a Carrasco y a Norris a sus puestos de entrenadores asistentes.

Con la temporada salvada "in extremis" Norris empezó a moverse de manera "extraña". La afición no encajó bien que un empleado del Baloncesto Sevilla con contrato en vigor, como era el caso de Norris, marchara en medio del verano a apoyar la candidatura de Joan Laporta en las elecciones a la presidencia del FC Barcelona cuando el club se debatía entre la vida y la muerte. La derrota de Laporta en las elecciones y el repentino "cambio de mentalidad" de Norris apoyando al Baloncesto Sevilla por redes sociales enfureció aún más a la afición a lo que el ex-pivot blaugrana respondió denunciando unos posibles insultos racistas por parte de algunos aficionados, insultos que no han visto la luz.

Con todo solucionado, la situación de Norris era compleja. El club esperaba a conformar el equipo para Casimiro para confirmar todo el equipo técnico, eso sí, en el club no había gustado nada que teniendo contrato en vigor paseara su imagen por Barcelona y se mostrara tan abierto a cambiar de aires en caso de que la candidatura de Laporta fuera la elegida. Finalmente, tras una semana en los entrenamientos del equipo se anunció la salida del club de los últimos resquicios de Jefferson Capital: Galilea, Viudes y... Norris. De esta manera concluía la estapa de la leyenda de las canchas a la que no hacía justicía su faceta de preparador, al menos en lo demostrado en el Baloncesto Sevilla.