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Año tras año se embarcan en Europa, tras finalizar su periplo universitario, bastantes jóvenes norteamericanos que llegan al viejo continente a disfrutar de su primera experiencia profesional. Algunas apuestas salen muy bien y otras no rinden al nivel esperado, a pesar de haber mostrado muy buenas maneras en las competiciones norteamericanas. Este fue el caso de Xavier Thames, joven de 23 años nacido en Sacramento que, una vez finalizada su carrera universitaria, recaló en el Baloncesto Sevilla como apuesta personal de José Luis Galilea y Jeffrey Meythaler para llevar la manija del equipo sevillano.

Su incorporación iba a estar bajo la atenta mirada de una afición que no entendió la marcha de Bamforth, jugador norteamericano y sustituido por el californiano. Sin embargo, el curriculum de Thames no era nada malo. Venía de ser elegido en segunda ronda del Draft'14, en el pick 59, y de ser uno de los puntales en San Diego State, dejando exhibiciones en los tres choques disputados en la March Madness de dicho año. Aparentemente llegaba como base y todas las referencias lo describían como un extraordinario tirador.

Pero Thames no llegó a cuajar en Sevilla. Sus inicios fueron esperanzadores, dando muestras de cierta calidad pero no con demasiada fortuna. Pero a medida que fue pasando el transcurso de la primera vuelta el técnico, Scott Roth, fue restando sus apariciones en cancha, las cuales, cada vez eran más desafortunadas. Sólo en Eurocup conseguía dejar mejor sabor de boca aunque se esperaba mucho más de él. Pero el Baloncesto Sevilla en plena espiral de derrotas y necesitado de puntos exteriores no encontró en Thames esa referencia y Roth, definitivamente, dejó de contar con él y en varios encuentros no sólo no llegaba a los 5 minutos sino que no salía del banquillo.

Tras la derrota en Vilna que precipitó el despido del entrenador, Scott Roth, el Baloncesto Sevilla también prescindió de un Thames que no había logrado adaptarse al baloncesto europeo y al que no favoreció en nada la presión acumulada por los malos resultados y su escaso rendimiento. Jugó 15 partidos en ACB (en dos jornadas no saltó a la cancha por decisión técnica) promediando unos raquíticos 3,2 puntos y 0,7 asistencias para valorar 1,4 de media (con nueve partidos valorando 0 o menos). En Europa sus prestaciones mejoraban en 13 partidos disputados, ayudado por sus dos mejores partidos como "cajista": en Oldenburg (11 puntos, 5 rebotes y una asistencia) y en Nymburk (17 puntos con 4 triples, 3 rebotes y dos asistencias) acreditando unos promedios de 5,7 puntos, 1,9 rebotes y 1,2 asistencias.

Thames marchaba de Sevilla siendo muy criticado, la sombra de Bamforth era muy alargada y con la sensación de que podía haber dado mucho más de sí. Muchos aficionados y periodistas que seguían e informaban del equipo alegaban personalidad ciertamente introvertida y tímida que podría haber influido notoriamente en su rendimiento y adaptación a la capital hispalense.