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El búlgaro Kaloyan Ivanov era un viejo deseo sevillano. Allá por el verano de 2006, el entonces Caja San Fernando, intentó fichar a los gemelos Ivanov para reclutarlos en su proyecto de LEB Plata. Los Ivanov habían sido una de las sensaciones en los torneos inferiores veraniegos con la selección búlgara. La operacion a dos bandas se truncó, pues Kaloyan recaló en el Menorca, equipo de ACB.

Tras tres temporadas en Menorca y una en Manresa y haberse curtido como un jugador luchador en la zona, excelente reboteador y que podía puntualmente salirse a tirar, el Cajasol fijó sus miras en él para reforzar un puesto de '4' muy debilitado por las marchas de Savanovic y Radenovic. El Cajasol pagó la claúsula del búlgaro que firmó un contrato por dos temporadas.

Pero Ivanov no acabó de encontrarse cómodo en el equipo. Comenzó la temporada muy irregular, aportando rebote pero poca anotación, regalando incluso la victoria en la jornada 7 ante Granada al rebotear bajo aro y tener el tiro de la victoria que finalmente falló. Ivanov no acababa de adaptarse a lo que Plaza pedía de él, más defensa e intensidad. Ivanov sólo completó cinco partidos por encima de la decena de puntos y no alcanzó la cifra de 10 rebotes en ningún choque, cosa extraña teniendo en cuenta que el búlgaro había rozado o superado la veintena en varias ocasiones en las Islas Baleares. Tan sólo en Ucrania, ante Budivelnik se vio a un gran Ivanov, el que todos esperaban, y que mantuvo al equipo en la eliminatoria cuando peor lo pasaban los sevillanos. Al final poco más de 5 puntos y 4 rebotes en liga, con medias similares en Eurocup, que dejaba un regusto agridulce a su temporada.

Kaloyan Ivanov se fue del Cajasol perdonando una temporada garantizada que venía reflejada en su contrato por no contar en los planes de Joan Plaza, que así se lo comunicó una vez finalizado el curso. El ala-pívot búlgaro cuajó una campaña muy irregular y no se adaptó a lo que se exigió, lo mismo que le ocurrió a su compañero Katelynas. Consiguió acomodo en Alicante, también en ACB, y ahí se transformó siendo un auténtico líder y uno de los mejores valorados de la competición. En Alicante se vio al jugador que todo cajista esperaba del búlgaro.