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Que Marco Crespi no quería en su plantilla a la mayoría de los jugadores con contrato de la campaña anterior era un secreto a voces. De hecho, Crespi forzó muchos cortes y contrataciones posteriores para adaptar al equipo a sus exigencias. Uno de esos sacrificados fue el pivot Bernardino Tamames que acabó siendo sustituido por el francés Thierry Gadou. Tras toda una vida en el Pau Orthez con una pequeña aventura en Calabria llegaba a Sevilla este veterano francés de 32 años y medallista de plata en Sidney 2000.

Dejó muy buenas sensaciones al inicio, siendo el mejor interior junto a Guardia del conjunto sevillano. De hecho, Crespi se quejaba amargamente de que únicamente estos dos respondían a sus espectativas ante el bajo rendimiento de Beard y la lesión de Guarasci y pedía a gritos un refuerzo. El francés tuvo una progresión de más a menos. Comenzó con muy buenas actuaciones, realizando partidos de mérito como el 18+7 ante Joventut, 14+7 ante Gijón o el 15+6 y 21 de valoración ante Gijón. Se caracterizaba por ser un pivot completo: bueno en ataque, con buena visión de cara a asistir y listo en defensa, lo que le permitía recuperar muchos balones.

Pero a medida que el equipo empezaba la cuesta abajo en la segunda mitad de la vuelta de la regular sus prestaciones bajaron considerablemente. Crespi, con la llegada de Fajardo, empezó a dar menos minutos al francés que acabó siendo un actor secundario en las últimas jornadas. Sus promedios finales casi 7 puntos y 4 rebotes con 1 recuperación de media en 22 minutos en los 30 partidos disputados.

Al finalizar la temporada el Caja no renovó su contrato merced a una nueva remodelación de plantilla que iba a abordar tras el despido de Crespi. Gadou volvió a Francia pero fue requerido por el TAU en la 2002-2003 con un contrato temporal que llegó a renovar por los vitorianos. En esa estancia logró establecer el tope de recuperaciones en la fase final de la Copa del Rey con 8.