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Dani Pérez llegó a Sevilla tras nueve años en la máxima competición nacional, con una gran experiencia y con una Liga Europea con el Joventut en el zurrón. Tras pasar varias temporadas a caballo entre Badalona y Manresa acabó en León donde se destapó como un buen anotador. El Caja lo reclutó para su proyecto Euroliga a los mandos de Petrovic tras el primer subcampeonato.

Su inicio con el Caja no empezó con buen pie, una lesión le impidió completar la pretemporada e iniciar la liga ACB y no debutaría en partido oficial hasta la jornada 7. Su nivel desde entonces fue cumplidor pero lejos de ser el que había mostrado en León. Nuevas lesiones le impidieron completar la temporada completa y sólo pudo disputar 19 partidos en ACB y y 13 en Europa donde jugó sus mejores partidos ante Kinder en aspecto defensivo y ante el Dynamo de Moscú con 19 tantos. Su balance final 5 puntos y 2 rebotes por partido, muy lejos de las prestaciones mostradas en tierras leonesas.

En la segunda temporada, ya con Maldonado, y tras disputar las primeras nueve jornadas mostrando detalles pero sin llegar a explotar, es decir, la misma tónica que con Petrovic, se lesiona de gravedad en el ligamento de una de sus rodillas. Este contratiempo le cuesta cinco meses de baja, en una recuperación en tiempo record que le permite volver a vestirse de corto y entrar en las convocatorias de Pesquera. Sin embargo, el técnico opta por no darle ningún minuto por lo que acabaría la temporada con sólo nueve partidos en su haber.

Una vez finalizada la temporada y con un maltrecho estado físico, sólo equipos de LEB se interesarían por él. El Caja no lo renovaría y marcharía a Huelva y, después de otra temporada en Granada, acabaría regresando a la ACB de manos de Lobos Cantabria de Torrelavega. Una vez completada esa sorprendente temporada cántabra marcharía a Montcada de EBA, ya a nivel menos profesional, donde ha estado matando el gusanillo del basket hasta su retirada.