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Gustavo Aranzana llegó a Sevilla a los 44 años y tras disputar 12 temporadas en ACB llevando los mandos de León y Valladolid. La directiva, aunque no lo declararía oficialmente, quiso comenzar un proyecto a medio plazo de tres años en manos del técnico pucelano para evitar errores como los cometidos con Crespi. Caja San Fernando configuró una plantilla prácticamente nueva a las órdenes de Aranzana, sólo Sergio Sánchez, Salva Guardia y Guarasci se mantenían del anterior proyecto.

A pesar de que Aranzana encontró un contratiempo con Guarasci, la directiva lo sustituyó por Francisco Elson. Sus comienzos fueron bastante buenos: una buena pretemporada y unas primeras jornadas con victorias de calado ante Real Madrid y Barcelona. El equipo se encontraba entre los mejores defensores de la competición y en puestos de privilegio. A pocas jornadas del final de la primera vuelta la lesión de Danya Abrams condicionó el rendimiento del equipo que perdió el tren de la Copa en el último partido. Sin alcanzar el primer objetivo, el equipo acusó la lesión de Abrams y hasta que no se recuperó no consiguió reengancharse a la lucha por el PlayOff. En la última jornada el equipo cayó ante el Lucentum de Roe y no entró en las eliminatorias.

Las sensaciones del bloque de Aranzana habian sido buenas y el pucelano continuaría a la cabeza del proyecto por segunda temporada consecutiva. El equipo cumplió el objetivo de meterse en la Copa del Rey (clasificó entre los ocho primeros a pesar de ser anfitrión) y realizó un grandísimo papel eliminando a Pamesa, claro favorito, en cuartos y cayendo ante el TAU en semifinales. Pero en liga las cosas no marcharían, con una segunda vuelta para olvidar y que costó una mala clasificación merced a malos resultados y mala imagen.

Cuando el club se decidió a realizar una fuerte inversión (de hecho, llegarían jugadores de la talla de Roe, Phillip, Panko,... para acompañar a los Evtimov, Slanina o Cazorla) optó por no continuar con el técnico pucelano. Las causas no trascendieron, sí unas escuetas razones como "buscar un entrenador de otro perfil para dar un nuevo giro en la dirección del equipo". Gustavo, por tanto, abandonó la disciplina cajista y dejó el testigo a Perasovic, un técnico novel para dirigir una de las mejores plantillas, a priori, que dispuso el Caja.